x Un naufragio la semana pasada frente a las costas griegas, en el que fallecieron al menos 78 de los cientos de personas que viajaban hacinadas en un pesquero, ha vuelto a poner de relieve la muerte de miles de inmigrantes que huyen cada año de la pobreza y los conflictos en África y Oriente Medio.
Open Arms informó en un comunicado que había rescatado el sábado a 117 personas, entre ellas 25 mujeres y un niño de tres años, procedentes principalmente de Eritrea, Sudán y Libia.
La operación de rescate tuvo lugar en aguas internacionales, a 30 km de la costa de Libia, después de que la embarcación abandonara el puerto de Sabratha a oscuras, según el comunicado y un portavoz de la organización benéfica.
Todos los pasajeros estaban recibiendo una evaluación médica a bordo del barco de Open Arms, dijo la organización benéfica, sin dar más detalles sobre dónde serían trasladados.
xPolíticas migratorias en cuestión
Las ONG que operan en el Mediteráneo, como la española Open Armas o la alemana Sea-Watch International, dijeron que la semana pasada habían alertado repetidamente a las autoridades maltesas sobre el barco que se hundió con alrededor de 700 migrantes, pero que fueron ignoradas.
«Malta prefiere correr el enorme riesgo de que 400 personas mueran que tener que cuidarlas», señaló Sea-Watch. Las Fuerzas Armadas de Malta (AFM, por sus siglas en inglés) dijeron a los medios locales que las personas a bordo del barco «no solicitaron rescate». No respondieron a la solicitud de comentarios de los medios.
El hecho volvió a dejar en evidencia las agrias disputas entre países de la Unión Europea (UE), y la incapacidad del bloque para negociar quién debería recibir y alojar aumento en la llegada de inmigrantes, algo que los críticos dicen que solo conduce a más sufrimiento y tragedia.
El número de personas indocumentadas que llegan a las costas europeas por mar se disparó en lo que va de año debido a los conflictos, la desigualdad global y la crisis climática.
Unos 75.000 migrantes llegaron a la región mediterránea de Europa de enero a junio de este año, casi el doble en comparación con el mismo período de 2022, según las cifras más recientes de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
Es la cifra más alta desde la crisis de refugiados, que alcanzó su punto máximo en 2015 y continuó en los primeros meses de 2016, cuando la llegada de más de un millón de inmigrantes a las costas de Europa hizo que los acuerdos en la UE se derrumbaran en medio de disputas y represión en las fronterizas.
En lo que va de año, más del 98% ha llegado por mar, frente al 2% por tierra, la mayor proporción desde 2016, según la ONU.
«La gente huye porque tiene que alejarse de estas situaciones tan difíciles en casa», dijo Jenny Phillimore, profesora de migración en la Universidad de Birmingham en el centro de Inglaterra. «¿Por qué corren estos riesgos y se suben a los botes? Porque no hay rutas seguras y legales, porque se las niega la UE, no tienen otra opción».
Cada año, decenas de miles de migrantes que huyen de la guerra, la persecución y la pobreza se arriesgan en rutas traicioneras hacia Europa en busca de seguridad y mejores perspectivas económicas. Pero la falta de corredores migratorios seguros y legales disponibles para refugiados y solicitantes de asilo suelen tener consecuencias mortales.