El 20 de mayo pasado Griselda Blanco fue asesinada en su domicilio en la ciudad de Curuzú Cuatiá. Antes del crimen, había denunciado amenazas y temía por su integridad, aduciendo persecuciones por su labor profesional. Por ello, hoy pedimos que el caso se esclarezca con celeridad y certeza.
El asesinato, en clave de femicidio, constituye la última y más grave de las acciones de violencia hacia las mujeres; sin embargo en el trabajo cotidiano en las redacciones periodísticas en América Latina en general, pero también en Argentina y en Corrientes en particular; se presentan distintos grados de violencia y discriminación basadas en el género. En 2021, la Red de Periodistas y Comunicadoras de Corrientes reveló datos de una encuesta anónima sobre condiciones laborales de periodistas y comunicadoras en esta provincia.
Algunos indicadores de una situación crítica que dos años después de ese estudio, lejos está de revertirse: el 60 por ciento dio cuenta de salarios inferiores al mínimo, vital y móvil; apenas el 14 por ciento alcanzaba un sueldo que supere la canasta básica.
xEl 64 por ciento de las encuestadas indicó tener más de un empleo y el 40 por ciento señaló trabajar más de 10 horas diarias. Las condiciones de trabajo en el campo periodístico correntino no sólo evidencian violencia económica como parte de la práctica cotidiana, sino que además la mayoría de las encuestadas respondió que fue víctima de situaciones de abuso o violencia laboral. En ese sentido, las situaciones de abuso o violencia provienen de múltiples lugares; desde el propio ambiente laboral o de las fuentes cuando se encuentran en una situación de mayor poder o prestigio. Ello sin contar las violencias del ámbito personal o íntimo, que atraviesan todos los sectores sociales y campos laborales. Por otro lado, nos encontramos ante un ecosistema mediático de predominio comercial y privado, pero a su vez estrechamente condicionado al poder político a través de la pauta publicitaria.
De allí que continúen siendo escasas y sumamente difíciles las posibilidades de ejercicio independiente de la profesión, lo que condiciona el acceso de la ciudadanía a información rigurosa y de calidad. El panorama sobre este crimen también nos interpela por el escenario de precariedad que lleva a muchxs periodistas a dejar el oficio o contar con más de un trabajo para subsistir. El crimen de Griselda es un emergente de un problema estructural.
Se trata de un caso de femicidio que demuestra que todavía falta mucho trabajo para habilitar espacios de contención y acompañamiento a las mujeres. Además, deja en evidencia un sistema patriarcal y machista que castiga a quienes decimos lo que pensamos y violenta a las mujeres en múltiples formas.
Griselda trabajaba sola, usaba sus redes sociales para difundir casos en los que estaba involucrada la policía, robos, delitos de abuso sexual y estafas. Desde el interior de Corrientes, ejercer un periodismo humano y comprometido, era toda una travesía.
Lxs periodistas somos vehículos para que la información pueda llegar a la sociedad contribuyendo a su crecimiento democrático, igualitario y equitativo. Si la información es vedada, mentirosa o está restringida las sociedades no pueden desarrollarse en libertad.
En la provincia de Corrientes el caso de Griselda no es el único. Por eso nos preguntamos ¿hasta cuándo será este el panorama de las periodistas y comunicadoras de Corrientes? ¿Hasta cuándo las mujeres correntinas deberán seguir luchando por frenar la violencia que viven a lo largo y a lo ancho del territorio provincial?
¿Quién garantiza justicia por Griselda? Hoy, en este día tan significativo para los y las trabajadoras de prensa, las periodistas y comunicadoras de Corrientes queremos dar a conocer este crítico escenario en materia laboral y de igualdad. Queremos solidarizarnos con la familia de Griselda Blanco, y reclamar que se esclarezca el crimen de manera urgente. También por todas esas historias que en el ejercicio de nuestra profesión no podemos contar porque somos acalladas por la línea editorial.
Pedimos justicia por esas mujeres que en el interior de la provincia sufren y no trascienden sus historias por la dificultad de acceso a un medio de comunicación Hoy le ponemos el cuerpo a esta causa porque no queremos que sea un tema de agenda mediática y que quede en el olvido. Queremos que se resuelva con celeridad el caso de nuestra compañera Griselda, pero con profesionalismo y respeto. Porque no hayan más casos como el de Griselda.
Justicia y Ni Una Menos.
Red de Periodistas y Comunicadoras de Corrientes