La temperatura era agradable. Todos visten mangas cortas. El cielo coqueteaba con algunas nubes pero estaba mayormente despejado. Amigos se habían reunido en un bar, leían el diario y comentaban noticias.Flavia Frutos lleva al gesto adusto y solo se relaja por un instante, la cámara se enciende y ella dibuja una sonrisa. Con sus manos extiende un cactus como un objeto preciado, bello y florecido. Un cactus con una rama de espinas donde se alza triunfante un pimpollo, rojo y vivo. Hace poco empezó a vender macetas y plantas.‘En primavera comencé a salir a la calla. Se vende bien‘, así cuenta Flavia, mientras ahora su voz se alza con más entusiasmo. Tiene una hija de ocho y un hijo de cuatro años. Su esposo realiza changas, trabajo en carpintería, electricidad, jardinería y además es pintor.LECTORES En un bar de la ciudad Eduardo Perez, Julio Chain, Gustavo Nicoli y Hugo Fermani cuentan que se juntan desde hace varios años, ‘desde la infancia estamos juntos. Venimos acá a leer el diario‘, deslizó Eduardo.En un mesa al lado, Coco Macías también contagia buen humor y sonrisas con las mesas aledañas. ‘Soy un enfermo de leer NORTE‘, expresa a viva voz. ‘Sigo leyendo el diario papel y solo cuando estoy fuera de la ciudad leo en la web‘.